La adolescencia es una etapa caracterizada multitud de cambios y crisis, porque se convive sintiéndose niño y adulto a la vez, entre la dependencia con los mayores y el poder ir ganando una autonomía y una identidad adulta se que necesita desarrollar y consolidar.

Estos cambios afectan diversas áreas de su vida: el cuerpo, las relaciones dentro del grupo de pares, el amor, el sexo, elegir un futuro profesional y laboral, etc.   Aparecen nuevos deseos, libertades y proyectos que pueden ser vividos con ilusión, pero también pueden aparecer dudas, inseguridades,  temores y, algunas veces, frustraciones y sufrimiento.   La forma en que el adolescente se desarrolla y resuelve sus conflictos tiene un gran impacto en su futuro como persona autónoma, responsable y feliz.

En esta época se vive una relación contradictoria con la figura de los padres y los adultos, por un lado nace la necesidad de diferenciación y autonomía, pero el cuidado, apoyo y acompañamiento emocional de los adultos sigue siendo imprescindible.

La mayoría de las veces, los conflictos con la familia, los amigos o la escuela son la consecuencia de un malestar emocional producto de la dificultad de afrontar estos cambios, expresado a través de diversas conductas, ya sean de aislamiento, inhibición, abatimiento, somatizaciones, rebeldía, confrontación o de riesgo.

Es posible que tanto la familia o el joven puedan sentir que no tienen suficientes recursos para entender y gestionar estos cambios e ir resolviendo las dificultades que se les plantean.

La intervención terapéutica se realiza en sesiones con los padres así como con el/la adolescente y, de acordarlo conveniente, en el ámbito educativo. El objetivo es ofrecer un espacio para una mejor comprensión de las problemáticas que van apareciendo, para que prevalezca un crecimiento saludable y unas relaciones satisfactorias.

La psicoterapia es un proceso terapéutico personal e íntimo que ayuda a comprender y mejorar alguna situación que causa malestar o sufrimiento y acaba repercutiendo en el estado de ánimo, las relaciones con la familia y el entorno, dificultando el crecimiento personal satisfactorio.

A través del dialogo y la comunicación emocional que se intercambia en sesión, se aumenta la comprensión del funcionamiento mental que está provocando el malestar  psicológico.  El conocimiento de uno mismo y la elaboración de ansiedades y defensas, permiten ir desarrollando nuevos modos de pensar, sentir y actuar.  El objetivo de la terapia es que cada persona pueda ir mejorando las dinámicas que le causan sufrimiento, logrando mayor dominio de su vida y mayor bienestar general.

El tratamiento siempre es personalizado y su duración es variable, dependiendo de la evolución y del conflicto que se trate, no debiendo durar más de lo necesario.

Según cuál sea la fuente de preocupación, el trabajo se orienta a un espacio individual, de pareja o de familia.

La situación que estamos viviendo por la pandemia de la Covid-19, los confinamientos y la adaptación a esta “nueva normalidad”, nos está afectando no solo a nivel individual sino también en nuestras relaciones y en las formas de organizarnos en la vida cotidiana.

Para muchos está significando vivencias miedo, alejamiento o pérdida de seres queridos, sufrimiento… con la aparición de diversos cuadros como ansiedad, fobias, estrés postraumático, síntomas depresivos, etc.

En este contexto, la consulta psicológica online o la Telepsicología, especialmente a través de vídeo conferencia, permite solventar las dificultades que se pueden dar en situaciones de aislamiento social o por problemas de desplazamiento físico a la consulta.  Aunque no reemplazan totalmente a las visitas presenciales, ha probado ser una vía de tratamiento eficaz para trabajar diversos conflictos y constituirse en un punto de partida para acceder a una ayuda terapéutica cuando se siente necesaria.

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